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Valencia, California
Studying scripture and preaching the Word to draw us into deeper understanding and more faithful discipleship.

Sunday, December 2, 2007

Sermon sobre Mateo 24:36-51

.RVA Matthew 24:36 Pero acerca de aquel día y hora, nadie sabe; ni siquiera los ángeles de los cielos, ni aun el Hijo, sino sólo el Padre. 37 Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38 Pues como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento hasta el día en que Noé entró en el arca, 39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre. 40 En aquel entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra dejada. 42 Velad, pues, porque no sabéis en qué día viene vuestro Señor. 43 Pero sabed esto: Si el dueño de casa hubiera sabido a qué hora habría de venir el ladrón, habría velado y no habría dejado que forzaran la entrada a su casa. 44 Por tanto, estad preparados también vosotros, porque a la hora que no pensáis, vendrá el Hijo del Hombre. 45 ¿Quién, pues, es el siervo fiel y prudente, a quien su señor le puso sobre los criados de su casa, para que les diera alimentos a su debido tiempo? 46 Bienaventurado será aquel siervo a quien, cuando su señor venga, le encuentre haciéndolo así. 47 De cierto os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. 48 Pero si aquel siervo malvado dice en su corazón: "Mi señor tarda"; 49 y si comienza a golpear a sus consiervos, y si come y bebe con los borrachos, 50 el señor de aquel siervo vendrá en el día que no espera y a la hora que no sabe, 51 y le castigará duramente y le asignará lugar con los hipócritas. Allí habrá llanto y crujir de dientes.


El adviento es el tiempo de espera. Esperamos la venida de Cristo. Esperamos celebración. Esperamos gozo. Esperamos esperanza. Esperamos paz. Muchos esperamos regalos y tiempo con la familia. Y mas que nada esperamos la encarnación—Dios con nosotros—la presencia con Dios aquí mismo en la tierra. Esperamos.

Y mucho de lo que tratamos y platicamos tiene que ver con la primera llegada de Cristo. Cristo ya llegó. Se nació en Belén, hijo de Josué y María. Creció aprendiendo la palabra. Ministraba a la gente. Sanaba a los enfermos. Proclamaba las buenas nuevas. Sufría en la cruz. Murió. Y se resucitó. En Jesús vemos a Dios. Y cuando celebramos su nacimiento, celebramos su vida y todo lo que hizo. Celebramos el amor de Dios. Celebramos la esperanza. Celebramos nuestra salvación.

Pero a veces nos preocupamos tanto por lo que ya paso que se nos olvida lo que ha de pasar. La navidad si es una celebración del pasado, un recordatorio de lo que Dios ha hecho, pero también debe de ser una celebración de lo que va a pasar—la segunda venida. Debemos de celebrar que Cristo va a venir otra vez. Tenemos la promesa que llegará el reino de Dios. La promesa que no habrá injusticia. La promesa que no va a ver la pobreza. La promesa que no va a ver conflicto. En el adviento, el tiempo de espera, debemos acordarnos del futuro prometido y debemos prepararnos para esto y celebrarlo también.

En el pasaje de hoy Jesús nos habla de la importancia de estar atentos. Nos dice “manténganse despiertos, porque no saben que día vendrá su Señor.” No sabemos cuándo va a venir Cristo de nuevo. Debemos estar preparados no solo en la época del adviento, pero debemos prepararnos en todos momentos.

Muchas veces no queremos estar bien preparados. Tenemos mucho que nos ocupa el tiempo. Tenemos deberes. Tenemos trabajo. Tenemos cosas por hacer en todos lados y no queremos pararnos a preparar.

Yo veo esta falta de prepararse en cuanto a los desastres naturales—los huracanes, las tormentas, los terremotos. ¿Cuántos de nosotros tenemos los documentos esenciales preparados? ¿Listos? ¿Cuántos tenemos agua y una comidita listas para llevar si ocurre una emergencia? ¿Y cuántos de nosotros no tenemos nada preparado porque creemos que nos va a pasar a nosotros, que solo va a ocurrir en otro lado? Aunque sabemos lo que debemos tener listo y como debemos poner las cosas en orden, no lo hemos hecho. Estamos esperando, pero no de lo que va a pasar. Estamos esperando que no pase que no ocurra. Estamos esperando sin esperanza.

Entonces nos quedamos con la pregunta: ¿Cuántos de nosotros estamos esperando sin esperanza? ¿Creemos de verdad que Cristo puede regresar ahora mismo? ¿Estamos listos? ¿Tenemos todo preparado? ¿O creemos que no va a pasar muy pronto, entonces mejor esperamos, mejor hacemos las compras porque nos hace falta. Mejor hacemos lo que nos gusta porque nos queda tiempo darles a los necesitados, curar a los enfermos, consolar a los afligidos. Y así nos quedamos mal preparados.

Jesús nos advierte, manténganse despiertos. No sabemos cuándo va a regresar. No podemos nombrar la fecha, ni la hora, ni el ano. No podemos decir cuándo será. Y por eso siempre debemos estar listos. Nos cuenta del dueño de la casa y dice si supiera del ladrón y cuando iba a venir, estaría bien preparado. Pero no sabe el dueño El dueño tiene dos opciones. 1) Dejarlo deshecho. Dejar la puerta abierta como si nunca vendría el ladrón. O 2) puede cerrar la puerta bien siempre, prender las luces allí afuera, y poner el alarma para estar bien preparado y guardado.

Si nosotros recibiéramos una noticia que a las 3:00 de la mañana viene el ladroncito y va a entrar por la puerta principal, ¿Qué haríamos? Nos pondríamos allí, con las luces prendidas, con un “blowhorn” para asustarle y llamaríamos a la policía para que estuvieran allí. ¿Verdad? . Como el dueño, tampoco sabemos nosotros. Nosotros tenemos unas opciones similares. No nos han dicho: “Cristo viene el día 3 a las 4:00 de la tarde. Prepárense.” No sabemos cuándo vendrá, pero si sabemos que va a venir otra vez. Entonces, como el dueño, tenemos 2 opciones. 1) Podemos relajar y disfrutarnos como si no viniera muy pronto. Podemos seguir en lo mismo—tomando, comiendo, disfrutándonos. O 2) Podemos estar bien preparados para la llegada del señor. Podemos cumplir con lo que nos ha mandado—amar al prójimo, al extranjero, y al enemigo. Darles de comer a los necesitados. Sanar a los enfermos, y consolar a los afligidos.

Nos quedamos con las preguntas: ¿Qué tienes preparado para la segunda venida? ¿Qué te queda por hacer? ¿Estás listo/a? ¿Tienes todo en orden? ¿Está tu vida como la quiere Jesús?

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