About Me

My photo
Valencia, California
Studying scripture and preaching the Word to draw us into deeper understanding and more faithful discipleship.

Sunday, January 27, 2008

La Salvacion

Ayer estaba viendo el programa ER—lo de los doctores en Chicago. Había un hombre que entró en la emergencia. Tenía 68 años y había entrado en un lago congelado para salvar a un niño de 8 anos. Lo atendieron y en conocerle aprendieron que él era doctor y que había trabajado en la cárcel. Se aprendió que el dio la medicina para las ejecuciones. En sus años, había matado a 17 personas. El último, el que le causo retirar del puesto fue un joven de 23 anos que había matado a un agente de la policía. Unos 2 meses después, aprendió que no era culpable el joven—que lo habían incriminado falsamente. O sea, que había matado a un inocente. Y el hombre dejo su trabajo. En los anos después quiso absolverse por lo que había hecho. Buscaba las familias y pedía perdón por sus hechos. Pagó la universidad de uno, compró un carro por otro. Dijo que lo único que tenia era dinero, entonces con esto intentaba reconciliarse.

Se sintió bien culpable por lo que había hecho. Había creído que estaba haciendo el trabajo de Dios—matando a los culpables, impidiéndoles en no hacer más mal—haciendo la justicia de Dios. El quería pagar por sus hechos malos. Quería hacer buenas cosas por todas las malas cosas. Quería justificarse, perdonarse por el hecho de hacer mucho bien. Pero estaba bien atormentado este hombre. No encontró paz. Nada fue suficiente para hacerle sentir bien.

En el programa la capellana del hospital pasó a visitarle. El preguntaba del perdón, de cómo se encuentra. Y la capellana quería ser bien abierta y dijo, “pues, yo creo que todos tienen que encontrar su propia manera.” Él se enojo. “¡No! Dime como se encuentra. Yo no tengo más en esta vida y tengo mucho miedo de lo que me espera.” El hombre estaba bien agitado. Y la capellana intentaba calmarle, pero no le habló del evangelio. Yo estaba allí mirándola queriendo tanto que le hablara del evangelio, que le dijera, “sabes que, no lo podemos entender bien—como Dios nos puede perdonar por lo que hemos hecho, pero nos dice que por su Hijo podemos ser perdonados. Tenemos que conocerle y aceptarle como Hijo de Dios y reconocer que el sufrió por nosotros y así estamos perdonados.” Yo quería tanto que le diera la respuesta de cómo encontrar salvación, y no lo hizo.

Tanto anhelaba este hombre por el perdón, por paz en su vida. Tanto necesitaba saber de Dios, de conocer al Señor. Tanto rogaba y pedía por la respuesta y no se lo dio. Este hombre no es el único que anhela perdón. Ni todos los que la buscan han matado a gente. Hay gente que ha mentido. Hay gente que se ha metido en drogas. Hay gente que ha robado. Hay gente que no ha respetado ni honrado a sus padres. Hay gente que ha cometido adulterio. Hay gente que ha odiado a los demás. Hay gente que ha abusado de los niños o de los viejos. Hay gente que se ha pegado a la pornografía. Hay tantos pecados que han cometido y están buscando perdón. Aun nosotros hemos pecado y necesitamos perdón.

Hoy vamos a tratar la respuesta. Quizás alguno de nosotros no ha recibido al Señor—hoy vamos a ver como se puede. Por los que sí han aceptado, quiero recordarles de los pasajes, de las escrituras para que no se queden sin palabras cuando alguien te pida la respuesta, cuando alguien anhele el perdón y la salvación.

Primeramente, debemos de reconocer que somos pecadores. Romanos 3:21-26 nos dice, “Pero ahora, aparte de la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la Ley y por los Profetas: 22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia, 23 por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, 24 y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con miras de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que el sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” Debemos reconocer que todo pecado vale, no hay unos que son más importantes que otros, menos el de pecar contra el espíritu santo. Pecado es pecado. Y si hemos pecado, y todos sí lo hemos hecho, somos pecadores y por eso necesitamos perdón. Nos dice Romanos 6:22-23 Pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y, como fin, la vida eterna, 23 porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.” El castigo, la consequencia, del pecado es la muerte. Entonces, como todos hemos pecado, todos merecemos la muerte. Pero en medio de este castigo, Dios nos ofrece esperanza, Dios nos regala vida eterna por su Hijo Jesucristo. Primeramente debemos reconocer que somos pecadores, porque si no reconocemos que hemos fallado, que nos falta algo, que no encontramos el perdón por nosotros mismos, no vamos a buscarle ni escucharle a Dios cuando nos ofrece perdón. Entonces, el primero paso en ser perdonado es reconocer que hemos fallado, que somos pecadores y que necesitamos de la dadiva de Dios.

Segundo, tenemos que confiar en Dios, creer que sí se encarnó en la persona de Cristo, que vivió, murió y resucitó por nuestros pecados. Dios nos ofrece salvación por la persona de Jesucristo. Dios entendió que nosotros no íbamos a poder sacarnos del pecado, que estábamos tan metidos en pecado que no saldríamos. Entonces, Dios decidió reconciliarnos a él. Por eso vino y vivía con nosotros. Vivía una vida perfecta, sin pecado, para mostrarnos lo perfecto que es Dios, y lo posible que es vivir sin pecar—que hay esperanza de no hacer mal. En su vida se entregó a nosotros y lo matamos en la cruz, pero en su muerte se enfrentó con todo mal, con la muerte, con todo pecado, y de allí resucitó. Salió. Y conquistó. Conquistó el pecado. Conquistó la muerte. Jesús conquistó y así nos puede ofrecer salvación y perdón. Como ya escuchamos en Romanos 3, “so[mos] justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,” Por sufrir lo peor del peor y por conquistarlo, nos abre un camino directo a Dios, un camino donde no tenemos que pagar nosotros por lo que hemos hecho porque ya se lo pagó Jesús. Repito: el segundo paso es reconocer a Jesús como Hijo de Dios y recibirle como salvador.

Tercero, hay que confesar tus pecados y arrepentirte. Hechos 3:19 nos diceAsí que, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de consuelo”. A veces creemos que el arrepentimiento significa pedir perdón, un “lo siento”. Pero el arrepentimiento es más que un lamento, es más que un “Lo siento”. El arrepentimiento significa un cambio, dar la vuelta, no hacer lo mismo. Entonces, cuando nos arrepentimos, debemos de hacer más que decirle a Dios, “I’m Sorry” “lo siento”, debemos de cambiar nuestras acciones, nuestros hechos. Si hemos cometido el adulterio, debemos mantenernos fieles a nuestra pareja. Si hemos metido en drogas, en la tomadera, en la pornografía, debemos dejarlo completamente, cambiar totalmente nuestras acciones. Nosotros por nuestros mismos no podemos borrar el hecho de lo que hemos hecho, pero Dios está dispuesto hacerlo por nosotros si confesamos nuestros pecados y damos la vuelta para no hacerlo otra vez. Cuando Jesús trata a la mujer adultera le dice, “no te condeno, vete y no peques mas”. Jesús está dispuesto absolvernos, pero parte del pacto que hace con nosotros es que dejemos el pecado. Entonces, el tercer paso es confesar nuestros pecados, arrepentirnos, y no volver hacerlo otra vez.

El cuarto es ser bautizado o bautizada. Marcos 16:16 nos dice, “El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado.” El bautismo es más que echar agua en la cabeza o aun más que mojarnos en el bautisterio. El bautismo es un acto visible hecho por nosotros que señala a lo que Dios está haciendo adentro por nosotros. El bautismo es cuando echamos agua a la persona y pedimos que Dios eche el Espíritu Santo a la persona. El bautismo simboliza el agua del parto, del nacimiento, porque creemos que cuando Dios nos unge con su Espiritu, estamos nacidos de nuevos—nacidos en el Espiritu. Hechos 2:38-41 nos cuenta de los apostoles y cuando añadieron muchos al pueblo cristiano. Dice, “Pedro les dijo: -- Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo, 39 porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llame. 40 Y con otras muchas palabras testificaba y los exhortaba, diciendo: -- Sed salvos de esta perversa generación. 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas.” Cada persona tenía que arrepentirse y ser bautizada, pero el bautismo no solo tiene que ver con el individuo, tiene que ver con la comunidad. Uno esta bautizado en una comunidad, se añade a la comunidad. La comunidad se preocupa por esta persona—por su fe, su bien estar, su crecimiento en la Palabra y con Dios. Y esta persona se compromete a la comunidad.

A veces creemos que el hecho de ser salvo solo tiene que ver con nosotros mismos, individuos. Pero el hecho de ser salvo tiene que ver con la comunidad. Si no fuera por Cristo, el Señor de la comunidad, no seriamos salvos, y Cristo no lo hizo por una sola persona, lo hizo por todos. Cristo ofrece su gracia y la salvación a TODOS. Y cuando lo recibimos nos añade a su rebaño, a su pueblo, a su grupo, a su comunidad. Entonces, en el cuarto pasó, es importante ser bautizado, pero no solo en el bosque, aislado, pero aquí en la iglesia, rodeado por el pueblo cristiano. El bautismo es una iniciación a la comunidad cristiana donde hacemos un pacto de apoyarnos unos a otros después de que Dios nos unge con su santa espíritu.

(conclusion)


No comments: